¿Cuándo es que por fin nos damos cuenta de lo que necesitamos?
¿Cuándo es que caemos en la realidad, cuando vemos lo que sucede, cuando decimos tomar las armas y luchar?
¿Cuántas señales deben pasar a nuestro lado, hasta que las notemos y entendamos?
¿Cuál es le parámetro para medir si hemos reaccionado a tiempo o ya es tarde para retroceder?
¿Cuándo decimos BASTA, y decidimos recomenzar?
Quizás, nunca encuentre las respuestas a estas preguntas. Quizás, no pueda aún entender si fue tarde, si recalculé a tiempo o si simplemente pasó en el momento que debía pasar. La vida nos pone a veces en el difícil letargo de vivir, esa monótona sensación de bienestar, de equilibrio que odio. Esa manía de dejarnos manejar, de perder sueños, tiempo, de poner excusas, de cambiar conceptos, de replantearse cosas.
Ahora que miro desde afuera, ahora que ya caí, ahora que me horrorizo con una imagen que aún ha sido peor. Ahora que entiendo que estoy en el camino de nuevo, ahora que sé que retomé mis riendas, ahora que me dispongo a vivir otra vez; es cuando me pregunto una y otra vez, ¿lo hice a tiempo?
Creo que es difícil responderme, la vida simplemente se sucede, cuan escenas de una película de la cual no sabemos nada de antemano. Sí creo que hoy, puedo hacer un “borrón y cuenta nueva” como diría mamá.
Cómo es que un día somos totalmente incapaces de decir basta y al otro ponemos marcha atrás hasta la largada sin reparos, con esperanzas, creyendo en la meta, sabiendo que sea como sea queres llegar. Cómo es que no nos importan los tropiezos, las desilusiones, los bajones momentáneos, mirar atrás.
Cómo es que nos llenamos de valor, nos alejamos, nos desconocemos. Cómo es que un día nos levantamos y vemos las cosas de otra manera. Cómo es que ya no toleramos la idea de seguir estancados.
Cómo es que dejé que mi espíritu aventurero se fuera dejándome una pesada piedra difícil de saltar. Cómo es que decliné mis sueños, mis anhelos y los convertí en monotonía. Cómo es que dejé de ser yo, de hacer lo que amo, de vivir por mis pasiones, ¿cómo es?
Nunca voy efectivamente a tener todas estas respuestas. Pero sí, he llegado a algunas certezas:
“La vida, es una sola” y no hay frase más trillada y acertada que esa, una mierda…pero completa realidad. Un día simplemente algo te lleva a dejar todo, cerrar el libro y comenzar uno nuevo. Un día simplemente me decido jugármela, salir del cómodo y rutinario letargo que detesto y tomar mi vida por las astas, volver a manejarla de una vez y por todas.
Un día la aventurera que aprovecha cada momento para volar, para desaparecer en busca de tranquilidad, amaneceres placenteros y libertad vuelve a aparecer. Un día esa adolescente que agarraba su rebuscada vestimenta de mochilera y se lanzaba, así fuese sola, a encontrar ese lugar se convirtió en mujer; y decidió retomar ese camino.
Una promesa de verano consigo misma, una mirada en llanto de su círculo familiar, un ruego doloroso de una madre preocupada, una buena experiencia que la hizo meditar, un camino montañoso que debió atravesar sola, pero que se sintió acompañada por quien la esperaba al pie del cerro (su primo, su hermano de la vida, uno de sus más fieles consejeros, una de las personas que ama); fueron cosas que la ayudaron a cambiar.
Y aquí está, otra vez de pie, dispuesta a lucha. Dispuesta a recomenzar, a jugarse el todo por el todo por sus proyectos, por sus deseos, por lo que considera le hará bien. Aquí está fuerte, preparada, y a sabiendas de que no todo puede salir como quiere, se siente decidida a lanzar los dados al destino y si existe un di-s, si existe el azar, o la suerte, tendrá que ser lo que ellos quieran. Ella, ella está preparada para aguantar.
Un día simplemente me doy cuenta que ha nacido en mi una fortaleza nunca antes imaginada que me lleva a tomar decisiones, algunas acertadas, algunas no sé….sólo sé que no pienso dar marcha atrás a mi libertad. Sólo sé que el cambio ya empezó, que no se da en un solo aspecto, es un cambio total y no pienso declinar. A esta vida, la vivo YA o YA.
